Íñigo del Val, MAJ 2000 | Alumni Story

Íñigo del Val

Sobre mí

Soy de Bilbao, estudié Derecho en la Universidad de Deusto y luego vine a Madrid a hacer el Máster de Asesoría Jurídica de Empresas en el IE en el año 99. Desde entonces me he dedicado a la profesión de abogado, en primero en KPMG, durante cinco años.

Después Allen & Overy, breve paso por BBVA, y Allen & Overy de nuevo. He estado toda la vida dedicada a ejercer la profesión, con una breve etapa de abogado interno.

shapeÍñigo del Val
case2Partner en Allen & Overy
mapPointMadrid, España
studentMAJ 2000

“La inteligencia artificial no podrá nunca remplazar a la experiencia.”

Íñigo del Val

Recientemente en el Premio Expansión Jurídico se te ha ortogado el premio de “Mejor Abogado del Año de España.” Enhorabuena, Es un orgullo tremendo ¿En qué consiste el premio? ¿Qué supone para ti haber ganado este premio?

Hay que aplicar un poco de modestia, primero. El premio se otorga al mejor abogado de los negocios, o de asesoramiento legal de los negocios, es decir, a compañías o empresas. Hay abogados excelentes en España que se dedican a otras cosas, pero este premio se otorga exclusivamente a abogados de los negocios. Luego, los despachos de abogados que se dedican a la asesoría jurídica de los negocios presentan a sus candidatos, que son evaluados por un jurado que está compuesto por los secretarios del Consejo y jefes de asesoría jurídica de las compañías más grandes del país. En ese contexto, resulte ganador. Hay un procedimiento de filtro, por un lado, y por otro abarca solo una parte de la asesoría jurídica, una especialidad que es abogacía de los negocios.

Los galardones como el Premio Expansión Jurídico sirven para reconocer y validar las trayectorias profesionales de individuos destacados. Como personas, sin embargo, solemos tener otros indicadores de lo que es el logro profesional. ¿Cuál es tu medida del éxito?

Para mí los galardones son la consecuencia de un éxito, pero yo creo que el éxito de de todo abogado que se dedica a prestar servicios jurídicos a clientes que pagan por sus servicios, es que los clientes estén contentos con los servicios que presta. Que clientes nuevos vengan porque otros clientes les hayan hablado de ti o de tu firma, y que los clientes a los que has prestado servicios repitan. Yo creo que ese es el éxito de cualquier profesional, tanto un abogado, como un médico, como un arquitecto o un ingeniero. Lo importante es que tus clientes estén contentos contigo, repitan y te recomienden a otros clientes. Eso es el éxito.

¿Nos puedes compartir 3 consejos clave para llegar a tener una carrera exitosa en el mundo del Derecho?

Va a sonar a tópico, pero es que es así: es trabajo, sentido común y suerte.

Cursaste el Máster en Derecho Corporativo en Asesoría Jurídica de Empresas en el año 1999- 2000 ¿Qué te aporto el IE a nivel personal y profesional? ¿Qué supone ser alumni de IE?

IE me aportó mucho por circunstancias personales. Yo no fui un alumno de matrícula de honor en la Universidad Deusto durante los cinco años que estuve allí. Y por eso, en el momento en que acabé la carrera me planteé que tenía que hacer algo que me diferenciara de los demás si quería dedicarme a esto y entrar a trabajar en en un buen despacho. Conocí a gente que había hecho el mismo máster y me decidí a venir a Madrid a hacer el máster, y creo que IE le marcó la diferencia en mi currículum para poder colocarme posteriormente, porque mis calificaciones universitarias no eran diferenciales.

Muchos antiguos alumnos de IE han tomado el camino del emprendimiento, algunos de ellos han fundado startups exitosos con un nivel de madurez avanzado. ¿Qué consejos podrías dar a empresarios que estén considerando una fusión o adquisición para asegurarse de que el proceso se lleve a cabo de manera exitosa?

Iba a decir la primera es tener un buen asesor legal y financiero (ríe), pero a ellos les diría, que no hay que tener prisa. Y cuando digo esto me refiero a que, aunque tengas la necesidad de hacer la operación hay que procurar que no se note, hay que mantener la cabeza fría y obrar con sentido común. Pero, sobre todo, tengas la necesidad o no, no tener prisa. Y si la tienes que no se note. Y por supuesto estar bien asesorado para que te puedan decir estas cosas y otras que surgen durante el proceso.

¿Qué tendencias anticipas para el futuro del sector del derecho corporativo y de fusiones y adquisiciones? ¿Qué habilidades deberían desarrollar los jóvenes profesionales del sector?

El sector ha cambiado muchísimo desde que, desde que yo empecé a ejercer y desde que estudié. Hemos pasado de una profesión en la que lo que más se valoraba era al conocimiento de las normas y de la ley,  de los precedentes y de las sentencias, tener un conocimiento y el mayor conocimiento, y ser la persona que más normas se sabe; a un una profesión en la que el conocimiento en bruto está a la mano de cualquiera vía Google o vía inteligencia artificial, y que creo que la profesión cada vez más se está convirtiendo en experiencia en procesos, asesoramiento en procesos, y saber trasladar ese conocimiento al cliente cómo y cuándo lo necesita en cada momento del proceso. Y esa experiencia no la puede sustituir la inteligencia artificial, la inteligencia artificial no podrá nunca remplazar a la experiencia. O sea, la inteligencia artificial debería hacer 20.000 procesos de compraventa asesorando en las relaciones humanas para poder saber qué es. Pasamos de un momento de que el mejor abogado es el que más derecho sabe a otro en el que el mejor abogado es el que mejor sabe manejar el conocimiento, manejar a los clientes y manejar a las personas involucradas para llegar a una operación exitosa.

¿En qué se diferencia el Íñigo de hoy del Íñigo que estudió el Máster en Asesoría Jurídica hace unos 20 años?

Se diferencia en mucho y en poco. Sigo teniendo el mismo carácter fuerte que tenía. Quizás he aprendido a manejarlo, pero no del todo, y quizás soy menos inocente, para lo bueno y para lo malo, porque ser menos inocente hace que disfrutes menos de las cosas y te fíes menos de la gente, pero también que metas menos la pata. Tiene su lado bueno y su lado malo.

En una entrevista que tuviste con “Cinco días” describes tu trabajo diciendo: “No es un trabajo, es una profesión. Sin una vocación de servicio y si no te gusta mucho lo que haces, es difícil que seas feliz en un despacho grande” - ¿Qué pasos activos pueden tomar nuestros estudiantes de Derecho para descubrir su vocación?

Probar. La carrera de Derecho das muchas salidas. Entonces yo creo que tienen que probar y ver y ver qué es lo que más les gusta. Esto es como lo de la vocación al sacerdocio, cuando te decían "vino y me encontró", y esto es parecido, tú vas por un camino haciendo cosas y de repente te das cuenta que hay algo que te gusta hacer, que te satisface, como que te encuentra eso a ti. Pero lo que tú tienes que hacer es estar activo, probar muchas cosas, hasta que de repente ves que hay algo que te llama, que sabes hacer bien, normalmente coincide que lo hagas bien y que te guste hacerlo, suele coincidir porque además le dedicas más tiempo, entonces lo haces mejor. Es como jugar tenis. Si te gusta jugar al tenis, aunque seas muy malo, acabas jugando mejor porque juegas mucho. Creo que eso te encuentra y de repente un día te das cuenta de que lo que tú haces bien es una determinada cosa dentro del ámbito del derecho, y que además disfrutas haciéndolo. Puede que no te llegue, que estés moviéndote y no lo encuentres. Pero creo que sin moverte desde luego no lo vas a encontrar, no lo vas a saber.