Anna Magdalena Wieck
Nací en la ciudad de Bangor, en el estado de Maine en EE. UU. Cuando éramos pequeñas, mi hermana y yo pasábamos mucho tiempo fuera de casa, bien correteando al aire libre durante los meses más cálidos, o bien jugando con el trineo durante los largos inviernos. Hace unos años empecé a ir a clases de pintura al óleo aquí en Madrid. El proceso de mezclar colores y aplicarlos a distintas superficies me ayuda a comprender la realidad de algunos materiales, algo a lo que nunca había prestado mucha atención. Cuando tengo tiempo me dedico a experimentar con la fotografía estenopeica, y este semestre he animado a mis alumnos a hacer lo mismo. También trabajo en exposiciones de arte en Madrid y Segovia, y soy una asidua visitante de este tipo de muestras.
"Los estudiantes que cuenten con una sólida formación en humanidades tendrán habilidades para para triunfar en todo tipo de ámbitos profesionales".
Las humanidades desde la perspectiva del arte
La afición de Anna Magdalena Wieck por las humanidades comenzó ya en la escuela primaria. Allí fue donde descubrió su lado artístico por primera vez y se enamoró de los libros, el arte y el teatro. Su pasión por la cultura no solo la acompañó hasta acabar la secundaria, sino que también fue decisiva al empezar la carrera, pues decidió estudiar historia del arte y lengua y literatura alemanas en la Universidad de Maine.
Más tarde, con la intención de mejorar su perfil profesional, se mudó a Ann Arbor para seguir estudiando en la Universidad de Michigan. Allí completó un doctorado en historia del arte con una tesis sobre el arte español de las décadas de 1920 y 1930. Sus investigaciones le exigieron pasar mucho tiempo en Madrid, y fue durante ese periodo cuando se introdujo en la escena artística internacional.
El primer trabajo de Anna después de terminar sus estudios fue en la Galería Nacional de Arte de Washington D.C., un centro de cultura, educación y artes visuales con reconocimiento internacional. Durante tres años, ocupó un puesto de prestigio en el Departamento de Fotografías, donde desarrolló sus habilidades de investigación y comisariado trabajando con las imágenes más importantes de la historia de su país. Sin embargo, Anna seguía sintiéndose atraída por la ciudad de Madrid, y pronto empezó a planificar su regreso a España.
Durante su carrera académica y profesional, ha llegado a la conclusión de que estudiar las humanidades es una experiencia “fascinante y una lección de humildad”. Cree que es una disciplina esencial para comprender la sociedad, la cultura y todo lo que tiene que ver con la creatividad y la innovación humanas. A su parecer, las humanidades “motivan nuestra curiosidad y nos enseñan a pensar de manera crítica para poder entender mejor la historia y la época en que vivimos y prepararnos de cara al futuro”. Es una visión de la que espera hacer partícipes a los alumnos del Grado en Humanidades.
Anna ha disfrutado de su regreso a las aulas como profesora. Ver el arte bajo una nueva luz, a través de los ojos de sus alumnos, está siendo lo mejor de la experiencia. Sus clases son una interesante mezcla de pasado y presente, donde los estudiantes aprenden lecciones que no esperaban encontrar en esta materia única. Para Anna, “la historia del arte debe enseñarse con una perspectiva interdisciplinar, ya que nos permite estudiar formas de arte físicas o efímeras teniendo en cuenta factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos o de otro tipo”. Al hacerlo, los estudiantes aprenden a comprender mejor las distintas culturas y desarrollan su curiosidad y su capacidad de pensamiento crítico.
“Como historiadora del arte, no me canso de repetir lo importante que es contemplar en primera persona las obras de arte originales y las manifestaciones culturales materiales”, explica Anna. Por suerte, los campus de IE University están ubicados en dos importantes centros de arte y cultura: Madrid y Segovia. Los estudiantes tienen una impresionante oferta de “museos y sitios increíbles” a su disposición.
Anna dice que la obra de arte que más le gusta es una de las últimas de Goya que pertenece a los Cuadernos de Burdeos, completados entre 1824 y 1828. El dibujo muestra a un anciano apoyado sobre dos bastones, con la mirada fija en la de los espectadores y con una leyenda en la parte superior que dice “Aun aprendo”. “Aunque hay distintas interpretaciones de esta obra, parece indicar una cierta resiliencia, un rigor y una curiosidad que haríamos bien en emular”, afirma Anna.
Espera que sus alumnos del Grado en Humanidades apliquen esta lección a su propia vida y la utilicen para desarrollar una carrera de éxito. Tal y como explica, “acabarán el programa con una mentalidad curiosa, preparados para formular preguntas y familiarizados con los métodos para encontrar respuestas”.
