Igor Bragado
Después de vivir en Barcelona, Nueva York, Tokio, Seúl, Pekín, y ahora, Madrid, sé que las personas que encuentras en tu camino tienen tanto impacto como las culturas en las que vives. Lo que inspira mis diseños y mi forma de enseñar es mi experiencia con el mundo que me rodea. Después de graduarme en la universidad de Princeton fundé, en compañía de otro socio, mi propia empresa de diseño, un estudio que ahora cuenta con clientes como Louis Vuitton Moët Hennessy, algo que hace unos años parecía imposible. Tengo la suerte de que mi profesión es también mi afición, y todo lo que me gusta hacer, desde visitar galerías de arte hasta hacer esculturas, sirve para alimentar mi pasión como diseñador.
"La gente con la que te encuentras en el camino te transforma."
La búsqueda de la estética en la experiencia personal
Para Igor, no es una casualidad que los emprendedores más importantes del mundo actual piensen en sí mismos como diseñadores. La curiosidad fue lo primero que motivo a este profesor y diseñador de origen español, antes de que se diera cuenta de que lo que le había inspirado desde siempre era la búsqueda de la estética.
A lo largo de su carrera, que se extiende durante varios años en diferentes países, Igor siempre ha buscado el significado del éxito en el mundo del diseño y la arquitectura. Pero tiene muy claro que dos de los elementos clave del éxito deben ser la implicación de las personas y la transformación del mundo, es decir, la construcción de un futuro más atractivo, equitativo y justo. Su objetivo es que sus alumnos acaben entendiendo este planteamiento.
El objetivo principal de su método de enseñanza es conseguir que los alumnos desarrollen una gran diversidad de habilidades, algo que siempre defiende. En lugar de enseñar habilidades muy especializadas que se pueden aprender viendo tutoriales en YouTube, Igor enseña a sus alumnos a analizar de forma crítica situaciones reales aplicando el pensamiento de diseño. Esta metodología permite a los alumnos desarrollar habilidades que trascienden las disciplinas, los medios y la escala. Por último, las habilidades que enseña ayudan a diversificar las experiencias futuras de sus alumnos, ya sea en el ámbito profesional o en el personal. En su opinión, esta búsqueda es mucho más que una simple formación.
El profesor Bragado aporta su visión del mundo y su variada experiencia laboral a su trabajo como profesor adjunto del programa del grado en Diseño de IE University. Nacido en Gernika, Igor tiene una gran pasión por el diseño que le ha llevado a Tokio, Nueva York, Pekín, Barcelona, Seúl y Princeton antes de que decidiera asentarse en Madrid. Las personas y culturas que ha conocido en sus viajes son las que han contribuido a su forma de entender el diseño.
En clase, Igor anima a sus estudiantes a participar en un diseño “basado en la obsesión”, lo que, según él, es lo que produce los resultados más interesantes. Mediante esta técnica, los alumnos se dedican a estudiar microrrealidades y se convierten en expertos de un pequeño proyecto especializado en cuestión de meses. Igor reta a sus alumnos a transformar su forma de pensar sobre el diseño, lo que les lleva a descubrir muy pronto que hay muchas realidades que afectan al diseño, con un impacto mucho mayor de lo que puede intuirse en un principio. Esa es la máxima lección para aprender a pensar de forma creativa y darse cuenta de que hasta los proyectos de diseño más pequeños tienen un efecto dominó.
El galardonado diseñador aplica estas lecciones en su propia empresa de diseño conceptual, Common Accounts, fundada en 2015 en Princeton. Junto con su socio Miles Gertler, se dedican a la arquitectura, a la fabricación de muebles, a la creación de instalaciones artísticas y obras de realidad aumentada, y a interactuar online con el público para clientes como Louis Vuitton, Moët, Hennessey o el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea.
Igor se describe a sí mismo como un “milenial normal y corriente”, que, además de trabajar y compartir tiempo con su familia, se dedica a aficiones como los viajes, los idiomas o el gimnasio. También tiene la suerte de haber convertido su afición en su carrera profesional. Cuando se cansa de diseñar edificios, recurre a las artes visuales, como la pintura o la escultura, y a la investigación en archivos, la lectura, la escritura y las visitas a museos y galerías de arte. En definitiva, sus pasiones diarias se reflejan en su vida profesional.