Hoy en día, menos del ocho por ciento del mar está protegido. Dentro de ese ocho por ciento, un uno por ciento constituye las Altamar, que se refiere a cualquier territorio marino más allá de las Zonas Económicas Exclusivas (1982). Este proyecto propone rediseñar la conservación oceánica desmantelando la jerarquía entre humanos y más que humanos. La liberación de los océanos comienza empoderándolos social y políticamente.
Este proyecto tiene como objetivo iniciar un debate crítico sobre la financiarización del entorno marino, basándose en dos narrativas paralelas que exploran la percepción, extracción y conservación de los océanos a lo largo de la historia. Una perspectiva está arraigada en el arte, la literatura y la filosofía, en particular el "sublime azul". La otra perspectiva examina el sesgo político y económico que ha dado forma a los supuestos tratados y políticas de "conservación", facilitando en última instancia la extracción.
Como territorio, los océanos, especialmente las Altamar, abarcan más del setenta por ciento del globo y desempeñan un papel crucial en la supervivencia de nuestro planeta. La Nación Oceánica propone conceptualizar los océanos como un país, otorgando "derechos más que humanos y personalidad jurídica" a las Altamar. Crear una Nación Oceánica otorgaría a las Altamar un gobierno legítimo, soberanía y un lugar en la ONU, brindando un importante influencia y agencia política.