La corrupción tiene un coste
Según el Fondo Monetario Internacional, el coste de la corrupción en 2019 fue del 2% del PIB mundial, lo que equivale a 2 mil millones de dólares. De este dato se infiere que la corrupción no debe ser tratada como una cuestión meramente ética, ya que su impacto económico lo sufren gobiernos, instituciones, consumidores y clientes, que pagan más por los productos y servicios, mientras reciben bienes de peor calidad.
➜ Para las empresas también existen consideraciones que trascienden lo moral. Por eso, cada vez más compañías cuentan con Códigos Anticorrupción que desarrollan entre otros, las normas sobre conflictos de interés, las relaciones con funcionarios y proveedores, y los límites de gastos de representación en viajes, comidas u obsequios para terceros.
➜ De este modo, las empresas evitan sobrecostes y tratos de favor cuando negocian contratos, cuando importan o exportan bienes, o cuando eligen nuevos empleados a los que contratar. Las políticas Anticorrupción mitigan los riesgos asociados a partidas extrapresupuestarias, pérdidas económicas, multas, penalizaciones, sanciones internacionales y daños reputacionales y son un importante elemento de generación de compromiso por parte de empleados y otros stakeholders hacia la empresa.
