SUSTAINABILITY SOCIAL CONTRACT: ACELERAR LA TRANSFORMACIÓN DE LAS EMPRESAS HACIA LA SOSTENIBILIDAD EN EUROPA
Artículo escrito por:
Director General FORETICA y Profesor Asociado en IE Law School
La Unión Europea está realizando una apuesta muy relevante por avanzar hacia un modelo de referencia sostenible que implique a empresas, ¿qué aspectos sería necesario reforzar para acelerar este objetivo? A continuación se plantean tres recomendaciones principales :
1. Liderazgo: Fortalecer un sustainability social contract
Fortalecer un contrato social entre las empresas y la sociedad con la sostenibilidad como núcleo conduciría a alinear las estrategias empresariales con los intereses de los ciudadanos no solo desde la perspectiva de la gestión de riesgos o el cumplimiento, base de la gestión de la denominada Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en las primeras dos décadas del siglo, sino también repensando estrategias, transformando sectores e innovando en nuevos productos y servicios que maximicen su impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
De hecho, las seis prioridades estratégicas de la Comisión Europea para los próximos años muestran signos reforzados de avanzar en esta dirección. En concreto, el Pacto Verde Europeo y su compromiso por ser el primer continente climáticamente neutro supone un acuerdo con la realización de un contrato/compromiso claro y creíble.
Para dotar de credibilidad a este Pacto, a este contrato con la sociedad, ya en el año 2020 se desplegaron una serie de iniciativas como el Plan de Inversiones para el Pacto Verde Europeo y del Mecanismo de Transición Justa, la propuesta de una Ley del Clima Europea para garantizar la neutralidad climática de la Unión Europea de aquí a 2050; la adopción de la Estrategia Industrial Europea, la propuesta de un Plan de Acción para la Economía Circular centrado en el uso sostenible de los recursos, la Estrategia «de la granja a la mesa» para aumentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios o la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad, destinada a proteger los frágiles recursos naturales de nuestro planeta.
Más allá del aspecto climático, las prioridades también recalan en futuras exigencias que redundarán en compromisos empresariales con sus empleados y el conjunto de la sociedad. Así, se propone en este nuevo pacto (contrato) que la UE siente las bases de una economía que funcione en pro de las personas, implantado de forma completa el Pilar europeo de Derechos Sociales. Iniciativas dirigidas a los grupos de personas más vulnerables como un salario mínimo justo en toda Europa, una directiva de conciliación del trabajo con la vida personal, luchar contra el desempleo juvenil o la nueva estrategia europea de género, acelerarán, a su vez, mayores compromisos empresariales en materia de transparencia de la brecha salarial o presencia de mujeres en el consejo de administración, entre otras.
En definitiva, una primera propuesta sería reforzar la integración explícita de la sostenibilidad en el contrato social europeo. Independientemente de las motivaciones, a veces contradictorias, y la lentitud del avance de la RSE en Europa en estos 20 años, construir sobre una reflexión menos instrumentalista y más “contractualista” fortalecería el discurso de la responsabilidad empresarial hacia la sociedad y redundaría en un liderazgo europeo. Un liderazgo que, para ser sólido, también debería demostrar un discurso coherente durante años de la responsabilidad de las empresas con la sociedad y el medio ambiente, con principios claros, políticas basadas en las evidencias científicas, pero también nombrando a los responsables del seguimiento de la estrategia, objetivos inequívocos, plazos comprensibles en los que quiere construir este nuevo contrato social y rendición de cuentas transparente.
2. Urgencia: La década de la Acción
Si bien el avance en el discurso muestra un compromiso importante, no sella la renovación del contrato social sino va acompañada de la acción. Además, el compromiso del discurso renovado europeo con la sostenibilidad y los valores europeos supondría, en caso de incumplirse, un nuevo desgaste en términos de legitimidad para la UE. Quizá, por ello, el acuerdo de recuperación para la salida de la crisis de la pandemia de la COVID-19, ha venido a reforzar el compromiso con la acción. De hecho, el objetivo principal del plan para la recuperación europea, dotado de unas inversiones públicas y privadas a escala europea sin precedente, será el de situar a la UE en la senda de una recuperación sostenible, con la creación de empleo y la reparación de los daños inmediatos causados por la pandemia de COVID-19, al tiempo que se presta apoyo a las prioridades ecológicas y digitales.
De nuevo, esto implicará que las empresas líderes, en una comprensión ampliada de su propósito dentro del nuevo contrato social, aceleren la adopción de políticas que vayan por delante de los objetivos formales de la UE en términos de compromiso social y ambiental. Y ello redundará en la tracción del resto de empresas que incluyan los aspectos de sostenibilidad en sus derechos y responsabilidades y la consolidación del nuevo contrato social siempre en el marco de procesos democráticos. El rescate financiero a las empresas y países tras la crisis de la COVID-19 imponiendo el cumplimiento de compromisos sociales y ambientales es solo un anticipo de la necesaria reforma financiera alineada con los objetivos de sostenibilidad que se debe producir de manera urgente en esta década.
3. Llegar más lejos
Una última propuesta parte de la necesidad de colaboración y establecimiento de alianzas globales. Un a priori es mantener conversaciones abiertas y honestas entre las empresas y la sociedad civil para combatir el creciente déficit de confianza, traducir las expectativas sociales y aclarar las expectativas mutuas sobre los roles y responsabilidades. A esto se añade que la comprensión del mundo y los valores asociados no son monolíticos y tienen que ser adaptados continuamente tanto en la relación con cada grupo de interés como en respuesta a la evolución de los retos globales.
Por ello es importante que Europa refuerce el liderazgo mundial responsable. Una voz europea coordinada en materia de responsabilidad y sostenibilidad hace una Europa más fuerte en el mundo. Una Europa, incluidas sus instituciones, empresas y personas que contribuyan a crear, respetar, acelerar la implantación de los acuerdos globales marco como la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o el Acuerdo de París, entre otros, para que redunden en impactos positivos para las personas y el planeta y no terminen en propuestas tan buenistas como inoperativas e, incluso, frustrantes.
En conclusión, avanzar hacia un contrato social ampliado a dar respuesta a las nuevas demandas sociales y ambientales, un sustainability social contract, involucrando a los gobiernos nacionales, que redundaría en la comprensión del propósito ampliado de las empresas (stakeholder capitalism) y reforzando el activismo multi-lateral de Europa como protagonista en el contexto global, parece ser la propuesta coherente con los valores y principios de la UE. Una propuesta coherente, además, con la tradición de políticas comunitarias para que la sostenibilidad se construya en Europa como una referencia normativa convincente e integrada en el núcleo de las decisiones de empresas, gobiernos y organizaciones.