Cada vez más, las empresas miran hacia los mercados emergentes en busca de nuevas oportunidades. Aunque China y Brasil han captado tradicionalmente la mayor atención, otros países aparecen hoy en día como objetivos en la agenda de las empresas.
Son muchos los factores que impulsan a las organizaciones a salir de sus fronteras; entre otros, el potencial de crecimiento que perciben en la entrada en un nuevo mercado o el acceso a recursos naturales o a talento local de calidad, que les proporcionaría la materia gris de la innovación.
Sin embargo, los desafíos que presentan las adquisiciones de empresas en los mercados emergentes son amplios y de diversa índole, por lo que deben ser bien medidos. El hecho de no calibrar correctamente los riesgos ha hecho que, en muchos casos, las empresas compradoras se limiten a cubrir gastos y no sean capaces de generar las sinergias ni alcanzar los beneficios esperados.
¿Cuál es el entorno normativo del país emergente? ¿Cuáles son sus estándares de transparencia y de contabilidad? ¿Qué tipo de redes de contacto tiene la empresa target de adquisición? ¿Sus relaciones son de tipo informal? ¿Se encuentra bien gestionada? Son muchas las incógnitas que se deberán despejar para abordar con paso seguro una operación de estas características.
Los desafíos que presentan las adquisiciones de empresas en los mercados emergentes son amplios y de diversa índole, por lo que deben ser bien medidos.
Justificación estratégica
Para poder iniciar un proceso de adquisición, la justificación estratégica debe quedar, por tanto, claramente definida. Solo de esta forma la empresa compradora sabrá localizar sus posibles objetivos y valorar su adecuación.
Uno de los puntos importantes durante el proceso de selección de la empresa candidata consiste en realizar un profundo análisis de las instituciones reguladoras y mercantiles locales, para determinar los posibles vacíos del mercado y la forma en la que la compañía adquirida puede desempeñar un papel de mediador, proporcionando acceso a redes con el fin de reducir las asimetrías de información y posibilitar que la adquirente disponga de una posición cómoda en dicho entorno.
Además, la viabilidad del acuerdo dependerá en gran medida de la cultura corporativa de ambas organizaciones, de las restricciones normativas del país, del interés que despierte el candidato en las instituciones locales o en otros inversores locales, etc.
Este primer panorama estratégico permitirá a la empresa adquirente realizar una preselección de los candidatos más idóneos, que irá descartando hasta tener un abanico más reducido con el que trabajar más en profundidad.
Para poder iniciar un proceso de adquisición, la justificación estratégica debe quedar claramente definida.
Objetivo: conocer en profundidad para decidir
Con el propósito de recopilar toda la información posible y al mismo tiempo establecer un clima de confianza entre ambas empresas, los procesos de due diligence son la clave y, por ello, deben llevarse a cabo de manera exhaustiva. El equipo encargado de hacerlo debería estar compuesto por profesionales de la empresa adquirente, conocedores de los objetivos estratégicos y de las necesidades de su organización, y por personal local, conscientes de las particularidades del mercado de destino y de su normativa.
Su análisis pormenorizado se centrará en las finanzas y las cuentas de la empresa objetivo, una tarea que en los mercados emergentes resulta complicada, por disponer, en muchos casos, de una normativa contable más laxa, por las relaciones entre la banca y las empresas y por el papel, a veces cuestionable, de los auditores y los analistas, entre otros motivos.
La due diligence también abordará aspectos legales, fundamentalmente relacionados con descubrir quién es el verdadero propietario de la empresa que se pretende adquirir y con identificar las obligaciones de la compañía en materia de impuestos y otras cargas fiscales, permisos y licencias.
En su vertiente comercial, la due diligence deberá responder a qué reconocimiento tiene la marca en el mercado local y qué tipo de relaciones comerciales gestiona la empresa. Por ejemplo, en caso de que las relaciones de venta provengan de contactos personales, es decir, de canales informales, la adquirente corre el riesgo de que esos lazos desaparezcan en el momento de la compra o entren en colisión con sus propios estándares éticos.
Precisamente, los aspectos éticos también deberán considerarse en este proceso para detectar posibles comportamientos corruptos o, incluso, criminales por parte de la empresa o de sus propios empleados.
En la due diligence de recursos humanos se valorarán el índice de rotación de la plantilla y la calidad de los profesionales con el objetivo de retener a los de mayor talento. También servirá para concretar la capacidad real de la adquirente a la hora de abordar un despido masivo de trabajadores, puesto que los actores burocráticos y políticos del país pueden tener una influencia decisiva si se oponen a la regularización de la plantilla de una empresa con la que mantengan importantes vínculos.
Un enfoque sistemático será fundamental para minimizar los riesgos e incrementar los beneficios.
El éxito de la integración
Para asegurar el éxito de la integración, la empresa adquirente deberá desarrollar una estrategia clara y coherente para alcanzar los objetivos estratégicos previamente definidos, analizando si es más adecuado absorber la empresa o permitirle mantener su independencia y planteándose si debe ejercer un estrecho control o proporcionar más autonomía al equipo directivo de la empresa objetivo.
Solo mediante el establecimiento de un objetivo estratégico claro, un conocimiento profundo de todo el ecosistema en el que se desarrolla la empresa adquirida y un proceso claramente definido con vistas a la integración de las dos empresas, será posible obtener todo el potencial previsto de este tipo de operaciones. Los riesgos son notables, pero también los beneficios. Un enfoque sistemático será fundamental para minimizar los primeros e incrementar los segundos.
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