Nick Van Dam: Durante más de 25 años ha estado al frente de las carreras profesionales de muchas de las grandes estrellas del panorama musical del mundo latino. ¿Cuáles son las claves que le han permitido trabajar con éxito con grandes artistas y sacar lo mejor de ellos?
Iñigo Zabala: Siempre he intentado que el artista se sienta libre para crear, respetando sus ideas y su visión, reconociendo que los artistas son ellos no yo. Creo que la sinceridad también es clave; a medida que un artista crece, se rodea de gente que le alaba y mi responsabilidad es decir lo que pienso con honestidad lo cual a veces es difícil pero siempre me lo han agradecido.
Nick Van Dam: En su caso, que comenzó su trayectoria profesional como músico y compositor, ¿cree que haber estado “al otro lado” ayuda a conocer lo que necesitan los artistas para después ayudarles a aprovechar todo su talento?
Iñigo Zabala: Si por supuesto. Mucha gente cree que la creación viene de forma espontánea y casi nunca es así. Componer, grabar o hacer giras es un trabajo que puede ser muy duro, no lo valoraría igual si no hubiera pasado por ello. Saber conectar en cada caso a los mejores creadores entre si para potenciar sus trabajos forma parte de la ayuda que intento prestar a los artistas de mi compañía.
Nick Van Dam: Podemos hablar de un liderazgo centrado en las personas, ¿cuáles considera que son los principales aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de gestionar equipos, como en su caso, ubicados en distintos países, y hacerlo con éxito?
Iñigo Zabala: Si, las personas son la piedra angular de cualquier estrategia. Cuando en Warner hablamos de talento, no sólo lo hacemos de nuestros artistas, sino de todas las personas que trabajan en la compañía. Para mantener un buen equipo, las personas que lo componen tienen que compartir la ilusión de un proyecto común. Queremos estar rodeados de gente con ideas, que se adaptan a los cambios constantes a los que nos obliga la tecnología. Escuchar es imprescindible, lo que funciona en un país a veces no funciona en otro. Apoyamos un espíritu emprendedor y esperamos que la gente comparta sus ideas. Un día mi ex-asistente entró en mi despacho y me dijo, “Iñigo, tenemos que firmar este artista, me encanta”, le dije adelante. Hoy ese artista es parte de la compañía. Su nombre es Danny Ocean y su canción “Me Rehusó” está a punto de generar tres billones de streams. Mi asistente no trabajaba para el departamento artístico de la compañía, sin embargo, fue la generadora de un gran fichaje. Hoy en día ella forma parte del departamento artístico. Como ese podría poner decenas de ejemplos en los más de 25 años que llevo liderando en puestos directivos en la organización. Lo que siempre he intentado es que TODAS las personas que trabajan con nosotros se sientan parte en la toma de decisiones de la compañía. Por eso siempre contrato personas que pienso tienen el potencial de crecer dentro de la empresa y ocupar otras funciones diferentes de aquellas por las que fueron inicialmente contratadas.
Nick Van Dam: Sin duda, su dilatada carrera profesional está llena de grandes éxitos ocupando puestos de gran responsabilidad en Warner Music. No obstante, ¿considera que los errores son el camino hacia grandes ideas? ¿Aprendemos más de nuestros errores o de nuestros éxitos?
Iñigo Zabala: Cuando una persona y los componentes de su equipo tienen que tomar decisiones, en un sector en el que los cambios son vertiginosos, está claro que cometemos errores. Lo importante es corregirlos de inmediato. Afortunadamente hoy en día y gracias a la tecnología tenemos información de lo que está pasando al minuto por lo que podemos analizar y modificar el rumbo de nuestras decisiones. Lo que para mí es muy importante es animar a TODOS los miembros de mi equipo a que tengan iniciativas y tomen decisiones.
Nick Van Dam: Desde su experiencia, ¿qué hace que este sector sea diferente cuando se trata de ejercer un liderazgo con éxito y gestionar equipos? ¿Y qué papel juegan las innovaciones tecnológicas?
Iñigo Zabala: Yo creo que liderazgo es liderazgo. Y esto implica tener claro una serie de principios como ser exigente no solo conmigo mismo sino con mi equipo, predicar con el ejemplo, escucharles continuamente, promover la discusión de ideas, la crítica constructiva, apostar fuerte por cada uno de los miembros de mi organización ayudándoles a llegar adonde alguno nunca habría soñado. Transmitirles confianza y seguridad.
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