Uno de los conceptos de moda es el big data. En un contexto tan tecnológico como el actual, la transformación digital, profesional y empresarial ha fomentado que el almacenamiento de datos no deje de crecer. Podría definirse como la recopilación de información procedente de diferentes fuentes que, debido a su naturaleza desestructurada, en tiempo real e ingente, no puede gestionarse con herramientas tradicionales. Esto provoca que la mayoría de las organizaciones operen con ineficacia en la gestión de esos datos, algo diametralmente opuesto en el caso de las grandes firmas tecnológicas.
Hoy en día casi todo se recoge, almacena y graba de forma online. El mundo es digital y esta disruptiva revolución es la que ha prendido la mecha del big data. Para contextualizar esta nueva realidad, basta con observar lo que sucede durante un minuto en Internet. Hay 38 millones de wasaps, 3,7 millones de búsquedas en Google y se reproducen 4,3 millones de vídeos en YouTube. Dando un pequeño salto hacia delante, todos estos números reflejan la cantidad abrumadora de datos que son susceptibles de explotación. Más del 90 % del big data se ha generado solo en los dos últimos años.
En cierta forma, el big data puede resumirse en lo que llamamos las “cinco uves”:
- Volumen, por la gran cantidad de datos que representa.
- Velocidad, porque los datos se generan y mueven en tiempo real, como es el caso de las redes sociales.
- Variedad, porque los datos pueden estar estructurados, desestructurados o semiestructurados y vienen en diferentes formas.
- Veracidad, ya que, al producir y recoger datos de diferentes fuentes, resulta más difícil determinar la exactitud y la cantidad de la información, con lo que hay que asumir que no todo es perfecto al trabajar con big data.
- Valor, que es el rasgo más importante, porque los datos no aportarán nada al negocio si no se encuentra la relevancia que poseen.
Existe una cantidad abrumadora de datos que son susceptibles de explotación. Más del 90 % del ‘big data’ se ha generado solo en los dos últimos años.
Generar conocimiento
Ante este panorama, se hace necesario llevar los datos hasta el punto de generación de conocimiento. El procesamiento y la contextualización serán el paso intermedio indispensable antes de llegar al final del recorrido. Todos los directivos toman decisiones críticas, y las más efectivas no se basan en instintos, sino en hechos y datos. ¿En qué se traduce esta afirmación para algunas organizaciones? En que Netflix, por ejemplo, invierte en nuevos proyectos según los hábitos de sus usuarios y en que Starbucks localiza nuevos establecimientos en función de la ratio de éxito previamente estudiada con datos.
La realidad es que la mayoría de las compañías están por detrás en el uso apropiado del big data. Por encima de otros problemas, hay cuatro que comparten casi todas las empresas y que les dificultan adecuarse al nuevo entorno:
- Los silos, que desconectan a las compañías porque separan la información por departamentos.
- El análisis de la información, que es una forma de trabajar en toda la empresa y no solo cifras y números sin más.
- La búsqueda de talento, debido a la escasez de trabajadores cualificados para estos nuevos roles.
- Los primeros pasos con el big data, que pueden implicar una reestructuración en la forma de trabajar de toda la empresa.
Humanizar la información resulta vital para conectar con el público, el cual debe conocer el contexto para no perderse en el discurso.
La importancia de la presentación de los datos
A la hora de trabajar con los datos hay que tener en cuenta que solo se recordarán si se presentan de una forma correcta. El 90 % de toda la información transmitida es visual. La gente recuerda casi todo lo que ve, pero no lo que escucha, por lo que debemos formularnos una pregunta: ¿cómo cuento mi historia a partir del big data? En primer lugar, hay que entender el problema y los datos disponibles. Muchas veces se utilizan recursos visuales pero que no identifican el problema. La simplificación en los gráficos también es esencial, lo que hace necesario evitar el exceso de información. Por otra parte, humanizar la información y presentar el contexto resulta vital para que nadie se pierda en el discurso. Y, para cerrar el círculo, hay que tener en cuenta que los colores y el movimiento son grandes aliados para luchar contra el aburrimiento del dato.
No todo el mundo debe ser especialista en big data, pero sí conviene conocer en qué consiste. Para adentrarse en este mundo, la premisa esencial es tener ganas de mantenerse actualizado y no pasar por alto que la tecnología evoluciona rápidamente. Las herramientas están al alcance de casi todos. Ha llegado el momento de ver la información como un elemento de valor y no únicamente como meros guarismos. Las organizaciones tienen a su disposición una oportunidad de crecer. El mayor error sería pensar que no va con ellas y dejar pasar esta gran ocasión.
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