Carlos Mas: Tu trayectoria recorre ámbitos diversos que me gustaría analizar contigo: una familia empresaria con una saga centenaria, tus estudios de ingeniería, el arte, la formación… ¿Qué vinculación tiene todo esto?
Eduardo Hochschild: Transcurridos más de cien años desde su creación, en la compañía Hochschild seguimos queriendo hacer cosas nuevas. La creatividad constituye una parte intrínseca de la empresa y las compañías tienen que renovarse permanentemente. Los empresarios que no son creativos van quedando en el olvido.
La creatividad también está en la ingeniería y, sobre todo, en el arte. Desde ambas se marcan tendencias que hay que seguir. Sin embargo, hoy en día creo que es aún más importante liderar esas tendencias. No hay que evitar la ola, sino anticiparse a ella, porque, si no, le pasa a uno por encima, como se ha visto en muchos sectores.
Igualmente, es importante acercarse a la educación junto a las siguientes generaciones, porque, en caso contrario, nos vamos quedando en el pasado, que es donde no queremos estar porque debemos evolucionar hacia el futuro. Y la manera de estar ahí, en la vanguardia, como empresa, como país, es unir el arte con la ingeniería, conjuntamente con el empresariado y la educación. Creo que todos van de la mano haciendo país y haciendo futuro.
Es importante acercarse a la educación junto a las siguientes generaciones, porque, en caso contrario, nos vamos quedando en el pasado.
Carlos Mas: Me gustaría que pudieras confirmarme que el éxito de una saga de más de cien años no radica únicamente en unir el espíritu emprendedor con la búsqueda de nuevas metas, sino más bien en la capacidad de llevar esos descubrimientos a la práctica. Es decir, no limitarse a observar por dónde va el tren, sino ponerse a los mandos de la máquina.
Eduardo Hochschild: La compañía Hochschild se crea en 1911, pero alcanza su mayor apogeo en la época de los cuarenta y cincuenta al desarrollar, junto con las universidades alemanas de ingeniería, un sistema para obtener un nuevo metal que se denominó estaño. Tuvo muchas aplicaciones, no solo durante la guerra, sino también en la posguerra, potenciando enormemente el desarrollo industrial que tuvo lugar en esa época. Posteriormente hemos seguido tratando de romper esquemas y hemos comprobado que en el mundo empresarial, ya sea en sectores como el minero o el cementero, la creatividad toma muchísima fuerza y es muy necesaria.
Carlos Mas: Como emprendedor y empresario, te lanzaste al ámbito de la educación con la creación de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), contribuyendo también desde ese ámbito al desarrollo de Perú. ¿Qué te motivó a ello?
Eduardo Hochschild: Si quieres a un país y no educas a la gente, vas por mal camino. La educación constituye una parte intrínseca de lo que somos como seres humanos. La universidad tiene al menos un 85 % de los alumnos becados, por lo que llegamos al estrato que queremos.
Carlos Mas: ¿Cómo empezaste en el mundo del mecenazgo? ¿Cuándo decides dar un impulso a tu apuesta por el arte y cómo lo conectas con tu familia?
Eduardo Hochschild: El arte y la creatividad son lo único que nos va a diferenciar de los robots. El robot puede sumar más rápidamente, resolver problemas matemáticos más complejos, predecir el futuro y, en medicina, hasta diagnosticar. Lo que nunca va a poder tener es creatividad. Y la unión de esta capacidad con la ingeniería genera una fuerza que rompe esquemas. Hay una frase que me encanta decir: “La mitad de Hollywood son ingenieros y la mitad de Internet son artistas”. Cuidado, Steve Jobs era un artista, no un ingeniero. Esto muestra una tendencia clara y el que no trate de acercarse a los artistas va a perder un aspecto fundamental del mundo del mañana.
La educación constituye una parte intrínseca de lo que somos como seres humanos.
Carlos Mas: En tu concepto de mecenazgo destacas que siempre lo haces para y con los artistas y, en segundo lugar, que buscas la vanguardia, lo disruptivo… Asumes riesgos. Aquí aparece de nuevo la figura del empresario.
Eduardo Hochschild: Para mí, el contacto con el artista es el 80 % de la obra, el poder participar de su proceso creativo.
Carlos Mas: En esto existe un componente de riesgo y atrevimiento muy importante, porque los resultados no se ven inmediatamente y hay que hacer una apuesta decidida.
Eduardo Hochschild: Tiene mucho de atrevimiento, pero es mucho más arriesgado no mirarlo. Hace años, algunos veían el smartphone como una forma de estar controlados; sin embargo, hoy nos hace felices. Es necesario adelantarse. El arte me ayuda en este sentido, ya que la disrupción vendrá de todas maneras.
Carlos Mas: ¿Crees que el futuro de estos artistas puede acabar seducido por el mercado? ¿Cómo lo imaginas?
Eduardo Hochschild: Creo que los artistas jóvenes aún tienen muchas ganas de conquistar. La gran mayoría de los artistas peruanos mantienen el reto de situarse continuamente a la vanguardia. ¿Qué va a pasar dentro de veinte años? Espero que mantengan esa creatividad, porque la disrupción es una constante.
Eduardo Hochschild ha participado en las actividades de IE University en el Hay Festival Segovia.
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