En materia de desarrollo sostenible de las ciudades, ninguna entidad financiera tiene una trayectoria comparable a la del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La organización trabaja desde 1959 con el convencimiento de que el desarrollo económico puede tener lugar al mismo tiempo que se reduce la pobreza y se respeta el medioambiente. El BID realiza sus proyectos de investigación, ayuda y asistencia técnica en Latinoamérica y el Caribe. Charlamos con Ellis Juan, coordinador general de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES) del BID.
¿Cree que los ciudadanos latinoamericanos están concienciados de la importancia de la sostenibilidad para un desarrollo coherente?
Están en los primeros estadios de la curva de aprendizaje de una “cultura de sostenibilidad”. Existe algún nivel de conciencia en relación al manejo de residuos sólidos y uso de leña como combustible doméstico, pero todavía están muy lejos en intensidad de uso de servicios básicos como la energía, el agua, reciclaje, etc.
¿Qué es para el BID una ciudad sostenible?
Es aquella que puede suministrar una adecuada calidad de vida a sus ciudadanos mientras que al mismo tiempo preserva sus activos físicos (infraestructura urbana) y ambientales (ríos, lagos, bosques, etc.) para generaciones futuras.
¿Podría poner un ejemplo de alguno de sus proyectos en curso?
Nuestro trabajo en Tegucigalpa, Honduras, de desarrollo de un corredor urbano-ambiental sobre el Río Choluteca. Este proyecto de infraestructura urbana y ambiental implica intervenciones multisectoriales que tendrán un impacto directo en mejorar la calidad de vida del ciudadano, y al mismo tiempo mejora la situación del río urbano.
Proyectos clave de inversión en el área del puerto y el centro de la ciudad de Asunción, Paraguay. Forma parte del Plan Maestro y Estrategia de Modalidad Operativa para la Reconversión y Ampliación de Usos del Área Puerto de Asunción.
¿Qué indicadores se estudian en sus mediciones?
Se analizan alrededor de 140 indicadores estructurados alrededor de cuatro dimensiones (sostenibilidad ambiental y climática, sostenibilidad urbana, sostenibilidad fiscal y competitividad). Las mediciones se hacen vía análisis de bases de datos existentes, encuestas y aproximaciones vía conocimiento sectorial.
¿Cree que algunos estudios de sostenibilidad no derivan en planes de acción por no contar con un apoyo financiero? ¿Deberían implicarse más los gobiernos o las entidades financieras?
El gran reto de la sostenibilidad en las ciudades está en poder movilizar el capital necesario (público y privado) para hacer frente a las cuantiosas inversiones. Con la calidad crediticia de nuestras ciudades de la región, a excepción de algunas capitales, es muy difícil atraer la financiación necesaria en los plazos requeridos. Un plan de acción de una ciudad promedio en nuestro programa conlleva inversiones de mil a mil quinientos millones de dólares en un periodo de 5 a 7 años. Movilizar esta gran cantidad de capital es el reto. No es un tema tanto de disponibilidad de los mercados financieros como de percepción de riesgo.
¿Todavía hay personas reticentes a proporcionar su información a proyectos relacionados con el big data?
En esa materia estamos aún más al principio de la curva de aprendizaje. La ventaja es que la penetración de Internet y de móviles inteligentes es muy alta. Esto facilitará la recolección de datos y la integración del ciudadano en una nueva forma “inteligente” de gestionar la ciudad. Creo que facilitará mucho la labor de proveer de servicios públicos más eficientes al ciudadano en un futuro cercano.
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