Liderar en tiempos de incertidumbre, como la crisis derivada del impacto del COVID-19, requiere un mayor comprensión y cariño hacia los demás que cuando se lidera en contextos más o menos imprevistos, pero conocidos. Cada vez más, los cambios son más repentinos y apenas tenemos tiempo de asimilarlos. Este reto requiere el uso en paralelo de varias de las múltiples inteligencias, entre las cuales la emocional debe ser la principal.
El hecho es que, mientras dedicábamos nuestro tiempo a desmenuzar los retos que las nuevas tecnologías nos proponen y toda nuestra energía a consensuar la correcta fórmula para hibridar filosofía y ciencia en proporciones que nos aseguren la evolución tecnológica sin destruir nuestra especie, el universo, de pronto, se empeña en recordarnos que nada de lo que ocurre puede ser del todo controlado por nosotros.
La vida es precisamente tu capacidad de adaptarte, de sobrevivir y de dirigir tu mirada hacia aquello que tenías olvidado en un cajón de tu ser.
Abordar las paradojas
Mientras abordamos estas paradojas a partir de nuestra forma de pensar lineal (todo sucede como consecuencia de un efecto anterior), estamos tranquilos porque nuestro mundo gira conforme al ritmo ya acostumbrado por el que todos formamos parte de un engranaje perfectamente alineado: levantarte, llevar a los niños al colegio, llegar al trabajo, reunirte, comer, recoger a los niños del colegio, sacar al perro, preparar la cena, dormir… y volver a levantarte.
En este flujo continuo y consensuado, todos somos parte de un todo, hasta que el universo se revela y nos recuerda que solo somos partículas igualmente susceptibles de ser disrumpidas por otras partículas de forma imprevista e incontrolable, aun cuando con orgullo pregonáramos la llegada de la singularidad (momento en el que la inteligencia artificial superará a la inteligencia humana).
Es entonces cuando la vida te recuerda que es más bella de lo que realmente valorabas, porque te despierta y, de forma brusca, te saca de ese “día a día sin solución de continuidad” para, con un golpe de realidad, recordarte que estás aquí para algo más. Mucho más. La vida es precisamente tu capacidad de adaptarte, de sobrevivir y de dirigir tu mirada hacia aquello que tenías olvidado en un cajón de tu ser: disfrutar del tiempo con los tuyos y contigo mismo, poner a prueba tu capacidad para superarte, encontrar entre tus habilidades aquella que habías olvidado, redescubrirte y fortalecerte.
Y en los momentos de inquietud es cuando necesitamos líderes que nos ayuden a masticar la incertidumbre sin atragantarnos y que, con actitud positiva, cariño y disciplina, nos vayan acompañando de forma personalizada por las diferentes fases por las que todos pasamos ante impactos fuertes como son la negación, que se tornará enfado, que, con suerte, migrará pronto hacia una amarga tristeza, hasta diluirse en una calmada aceptación y, por fin, superación, con fortalecimiento y nuevos aprendizajes incluidos.
Realidad distópica
Es en estos momentos en los que la hibridación de tecnologías (inteligencia artificial, blockchain, Internet de las cosas, 3D, RV, VR, deep learning, big data…) es capaz de llevar al hombre hacia una realidad distópica cuando nos vemos incapaces de asimilar que un pequeño organismo reproducido a velocidad exponencial va a suponer un impacto crítico en ese continuo vital al que estábamos acostumbrados.
En este imparable baile de paradojas, en el que danzamos desde el control y la supremacía de la tecnología a la posibilidad de la eliminación de la humanidad por un pequeño microorganismo, es cuando no nos debe extrañar la mirada generalizada y suplicante en busca del apoyo de ciencias como la filosofía, la psicología, la antropología y tantas otras disciplinas orientales, todas relacionadas con el entendimiento de la naturaleza humana y que suponen un bálsamo para calmar nuestras ansiedad por querer saber qué va a pasar. La filosofía, con su capacidad para llevar nuestra mente hacia lo que verdaderamente importa; la psicología, por su fundamental entendimiento de la conducta humana; las prácticas orientales como la meditación Vipassana, enfocada en “aceptar que lo que es es”.
Las habilidades reconocidas por el Foro Económico Mundial como las necesarias para liderar la cuarta revolución industrial en 2020 son las mismas que necesitamos implementar hoy.
Capacidades humanas
Y es en este entorno en el que nos damos cuenta de que las habilidades reconocidas por el Foro Económico Mundial como las necesarias para liderar la cuarta revolución industrial en 2020 son las mismas que necesitamos implementar hoy en nuestro entorno cercano para ser ese líder que calme a los nuestros ante retos como el del coronavirus:
- Ser capaces de desarrollar el pensamiento crítico, vital para seleccionar la información a la que prestar atención y cuál desechar, de forma que no dejemos que rumores y noticias falsas incrementen de forma estéril el miedo.
- Buscar fórmulas para pasar los días sin aburrirnos, ajustando los horarios a la nueva realidad y al limitado espacio, sabiendo aplicar un humor que contagie a toda la familia con actitud positiva e ilusión, como parte intrínseca de la creatividad. No olvidemos que esta es la habilidad que más nos diferencia de cualquier otro organismo vivo.
- Dedicar tiempo a pensar soluciones para anticipar la compleja realidad económica a la que nos tendremos que enfrentar a muy corto plazo, como parte de la habilidad número uno, que es la de solucionar problemas complejos.
- Demostrar que somos capaces de coordinarnos con otros en un tiempo récord, sin complejos y sin miedo a utilizar las nuevas tecnologías, sea cual sea el conocimiento previo, la edad o el terminal utilizado.
- Amplificar nuestra inteligencia emocional para absorber sin recelo los miedos de los que nos rodean y ser capaces de acompañarlos a dar los siguientes pasos en la aceptación de la realidad.
- Seleccionar serenamente entre las escasas opciones disponibles aquella que mejor conviene en cada momento, dando ejemplo continuo, paso a paso y con paciencia, para superar los momentos más duros, como ejemplo de la habilidad para dilucidar y tomar decisiones.
- Estimular e incentivar como un juego el cambio en la forma de pensar, como parte de la flexibilidad cognitiva, vital para superar cada momento.
- La capacidad de resolver las diferencias, llegando a un compromiso o acuerdo y evitando discusiones y disputas, es característica de la negociación, como una de las habilidades de los líderes necesarios en la actualidad.
Todas estas habilidades forman parte de las herramientas con las que contamos todos para desarrollar nuestra capacidad de liderazgo, con el convencimiento de que la naturaleza del ser humano se crece en la adversidad.
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