Para un liderazgo efectivo, cuando se trabaja con un nuevo equipo, es útil hablar en términos de un acuerdo de trabajo para tratar de que todo el mundo se alinee en la misma dirección. Gran parte del éxito se basa en una comunicación efectiva y en comprenderse los unos a los otros.
‘Soft skills’ para diferenciarte
Las hard skills, o habilidades técnicas, siguen siendo muy importantes, pero, en el mundo de hoy, las soft skills, entre las que se encuentran las habilidades sociales y comunicativas, marcan la diferencia. El entorno empresarial y laboral hoy en día es global, con mucha gente con las mismas habilidades técnicas, por lo que lo que diferencia a un profesional es cómo comunica, cómo lidia con los conflictos y cómo actúa como líder.
Según el Carnegie Institute of Technology, “el 85 % del éxito financiero de una persona se debe a su personalidad y habilidad de comunicar, negociar y dirigir; asombrosamente, solo el 15 % se debe al conocimiento tecnológico”. Si tienes las hard skills, son las soft las que te hacen diferente. Cada vez más plataformas como Google o LinkedIn prestan atención a la forma de comunicarnos de manera efectiva, a cómo motivamos a la gente o a con qué habilidades nos manejamos en los conflictos.
Las ‘hard skills’ siguen siendo muy importantes, pero, en el mundo de hoy, las ‘soft skills’ marcan la diferencia.
Posiciones, intereses y necesidades
En una negociación, hay un modelo denominado Posiciones, Intereses y Necesidades (PIN) que ayuda a conocer la posición del interlocutor, cuáles son sus intereses y necesidades. Para poder obtener esa información, hay que adoptar una escucha activa, empatía y un lenguaje corporal receptivo. En este proceso, es importante tener en cuenta una serie de factores:
- Realizar preguntas abiertas. Con las preguntas cerradas, se obtiene una respuesta de “Sí” o “No”. En una reunión con un colega o con un líder de equipo, una pregunta cerrada puede hacer que esa persona se sienta juzgada. El mayor beneficio de una conversación difícil es obtener nueva información que cambie las perspectivas. Con preguntas abiertas se invita al interlocutor a compartir información con la que se sienta cómodo.
- Mostrar una comunicación no verbal positiva. Es preferible una conversación one-to-one, al mismo nivel, sin una barrera física como una mesa, con contacto visual, que muestre a la otra persona que lo que está diciendo es importante.
- Comprobar y clarificar. Hay que asegurarse de que se ha entendido lo tratado hasta el momento, comprobando cada cierto tiempo que se ha comprendido lo escuchado, antes de avanzar haciendo presunciones.
- Fomentar una relación abierta. Se debe encontrar la forma de alentar a esa persona a que se abra a nosotros.
- Reflexionar y resumir. Es algo que no se suele hacer, pero es bueno hacer un resumen, de vez en cuando, de lo que el interlocutor va diciendo. Es una forma eficaz de que se sienta escuchado y pueda profundizar en la conversación, dando más datos.
- Utilizar bien los silencios. La mayoría de las personas se sienten incómodas con el silencio, pero, si podemos manejarlo bien, puede favorecer la comunicación del interlocutor.
El cuadro 1 refleja las posiciones, intereses y necesidades y el espacio de confluencia.
“SING”! Historia, impacto, necesidades y objetivos
En el proceso de negociación se pueden usar diferentes herramientas. Una de ellas es la denominada “SING”: story (historia), impact (impacto), needs (necesidades) y goals (objetivos). Al empezar con una conversación sobre la situación de la otra persona, la historia, se puede ver el contexto. Es entonces cuando se puede avanzar hacia el impacto, generando diferentes tipos de respuesta, como comentarios sobre el trabajo o temas ajenos al ámbito laboral. Toda esa información puede dar una perspectiva sobre lo que le está pasando. Ser escuchado ayuda a rebajar la tensión y a lidiar con una conversación difícil. La siguiente fase, centrada en lo que necesita para avanzar, son las necesidades y, después, las metas, sobre cuál es el foco futuro.
El objetivo es el entendimiento para poder enfrentarnos a los retos y crear innovación y valor. La diferencia entre una buena compañía y una excelente es la cultura interna, con líderes capaces de comprender y motivar a las personas de la organización.
Motivar para llegar a la excelencia
Hoy en día, en un mundo tan competitivo y en el que los recursos son similares, pequeños detalles marcan las grandes diferencias en los negocios. Para motivar a las personas de la organización, para innovar, para sobresalir, para tener éxito y para crear esa diferenciación, es necesaria una cultura corporativa positiva, en la que todos se sientan valorados y conectados. No se trata de lo que se dice, sino de cómo se dice.
Hay tres eje clave que, tanto en la cultura corporativa como en el ámbito personal, potenciarán la creación de equipos mucho más exitosos:
- Propósito o meta. Las personas quieren sentir que contribuyen a conseguir un objetivo, que forman parte de algo más “grande”.
- Sentido de autonomía y confianza. Igualmente, necesitan saber que se confía en sus habilidades y que pueden elegir la forma de hacer las cosas.
- Sentido de progreso/aprendizaje. Sentir que se progresa, formando parte de un proyecto que evoluciona y que ayuda a otros a evolucionar, es muy motivador.
Abraham Lincoln dijo que “la mejor manera de predecir tu futuro es crearlo”. Eso quiere decir que tenemos que tener el valor de abordar los retos, utilizando, eso sí, las herramientas adecuadas. En todo caso, huir no es una opción.
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