Andrea Caruso: ¿Cómo comenzó tu interés en este trabajo y tu acercamiento a los materiales que empleas? ¿Cómo se ha ido produciendo tu evolución?
Sara Flynn: La creatividad es una forma de pensar. Mi madre ejerció cierta influencia cuando hacía la comida o arreglaba el jardín porque tenía una forma de pensar creativa a la hora de resolver problemas. No fui buena estudiante, pero había un enfoque de resolución de problemas en casa que me fue realmente útil. No es que la arcilla fuera mi vocación, pero, cuando empecé a trabajar con ella en la universidad, me atrajo inmediatamente. Con el tiempo, mi trabajo ha ido evolucionando y ha pasado de estar impulsado por la funcionalidad a consistir puramente en vasijas escultóricas, que no tienen que estar necesariamente destinadas a ejercer una función. Tengo libertad creativa y mucha suerte de que esto haya funcionado a nivel financiero, lo que es bastante inusual.
Andrea Caruso: Fuiste a la universidad en Cork y allí hiciste cerámica en la escuela de arte. ¿Cómo fue ese aprendizaje?
Sara Flynn: Eso fue a finales de los ochenta, con un aprendizaje heurístico y basado en habilidades. Esto es muy importante porque, cuando desarrollas un trabajo, es difícil experimentar o crecer si no cuentas con las habilidades básicas.
Lo que realmente me inspira es el material y la relación con él.
Andrea Caruso: Me gustaría hablar sobre la inspiración. Como diseñadora, entiendo que es algo espiritual que se produce en cualquier momento del día, con cualquier objeto…, pero, tal vez, en tu caso, la inspiración se encuentre en un entorno específico.
Sara Flynn: Si me hubieras hecho esta pregunta hace quince años, mi respuesta habría girado alrededor de mi entorno, el mar y la costa. Me llevó varios años ganar más confianza en mí misma. No obstante, lo que realmente me inspira es el material y la relación con él. En ocasiones intento algo basado en mi habilidad o en una idea que tengo en la cabeza y otras veces se trata más de la relación con el material, que me llevará un paso más allá, sobre algo que posiblemente no podría haber dibujado en el papel.
Andrea Caruso: ¿Tratas de lograr algún mensaje emocional al alejarte del diseño funcional? ¿Cómo definirías tu trabajo?
Sara Flynn: Cuando las piezas no son simétricas, como en mi caso, las personas tienden a buscar en sus formas parecidos con una frente, con una espalda o con ciertas posturas. Así es como la gente las lee, pero su intención es puramente abstracta. Es fantástico que cada uno haga sus propias interpretaciones, ya que eso puede ser algo subconsciente. Todos tenemos cuerpos, con extremidades, codos, caderas, curvas…, pero no es el foco.
Andrea Caruso: Es muy parecido a trabajar una escultura…
Sara Flynn: Sí, completamente.
Es sorprendente lo que la tecnología puede hacer, pero, para mí, se pierde completamente el compromiso con el material.
Andrea Caruso: ¿Consideras que estás más cercana al diseño, a la artesanía o al arte?
Sara Flynn: Odio esa pregunta. [Risas] Odio las etiquetas porque clasifican totalmente. Creo que tanto el diseño como el arte desempeñan un papel importante y la artesanía es fundamental. En mi opinión, no se pueden separar.
Andrea Caruso: En todo esto hay una parte de innovación y también otra de tecnología. ¿Estás interesada en explorar nuevas vías o más bien en profundizar en las tradicionales y alcanzar su máxima expresión?
Sara Flynn: Todo los días, cuando voy al estudio, siento que todavía tengo muchas preguntas sin responder sobre mi práctica actual. Para mí, la tecnología es solo una herramienta más. Soy muy tradicional, pero eso no significa que esté en contra de las nuevas tecnologías, sino, simplemente, que todavía no he sentido la necesidad de utilizarlas. La impresión 3D, por ejemplo, es una herramienta muy útil, pero no todo el mundo va a utilizarla y a dejar a un lado las técnicas tradicionales. Es sorprendente lo que la tecnología puede hacer, pero, para mí, se pierde completamente el compromiso con el material.
© IE Insights.
