El pensamiento positivo es un gran activo para afrontar cualquiera de los acontecimientos que suceden a diario. De hecho, el pesimismo o el optimismo no solo afectan al bienestar de una persona y de quienes la rodean, sino que también influyen en los resultados. Según la evidencia científica, las personas que potencian su lado optimista suelen experimentar más emociones positivas, lo que las capacita para resolver problemas con mayor eficacia y a perseverar ante los desafíos con una mayor probabilidad de éxito. En esta infografía, Noémie Le Pertel, codirectora del Executive Master in Positive Leadership and Transformation en IE University, doctora de Medicina Integrativa de Asia Oriental en el Columbia University Medical Center y fundadora del Center for Positive Leadership (Seligman, 2018), apunta algunas diferencias clave entre ambos perfiles.
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