Parece que fue ayer cuando tuvimos la sesión de apertura, y ya han pasado cuatro frenéticos meses en los que considero que he crecido enormemente a nivel profesional.

Recuerdo los nervios de los primeros días en los que dudaba de si alguien con un perfil académico como el mío, sin experiencia en programación, podía tener cabida en el mundo del Data Science. Nada más lejos de la realidad. De hecho, uno de los aspectos más positivos del Bootcamp es la variedad de perfiles que puedes encontrar, tanto de estudiantes como de profesores.

Durante el camino, nos hemos metido de lleno en matemáticas, estadística, Python, SQL y aprendizaje automático, así como en un proyecto real que nos permite poner en práctica todos los conocimientos adquiridos.

Una de las primeras cosas que te dicen al apuntarte es: “Prepárate bien porque el Bootcamp es muy intenso”. Tenían razón: la gran cantidad de información y el poco tiempo del que dispones para asimilar los diferentes conceptos te obligan a dar el máximo en todo momento. No obstante, aunque supone una carga de trabajo importante, los profesionales de IE son muy cercanos y están siempre disponibles para ayudarte y resolver tus dudas, incluso aquellas que van más allá del propio temario de la asignatura.

Echando la vista atrás, me siento orgulloso de haber dado el paso de inscribirme en el Bootcamp, ya que la ciencia de datos está en auge y es aplicable en cualquier tipo de empresa o industria.

En cuanto a los dos meses restantes de programa, los afronto con la intención de seguir aprendiendo día a día y la ilusión de preparar un brillante proyecto final junto a mis compañeros de grupo.