Las finanzas corporativas son las responsables de analizar la creación de valor y la riqueza en el mundo empresarial, ya sea para la captación de fondos, la inversión u otros objetivos financieros. Hoy en día, estos procesos se desarrollan en un contexto de alta incertidumbre marcado por la irrupción de la tecnología en el sector. A continuación, hablamos de cuáles son los 5 elementos clave que se han de tener en cuenta para triunfar en la gestión de finanzas corporativas ante este nuevo paradigma.
Una decisión de inversión siempre debe basarse en una valoración rigurosa que proporcione una imagen fiel de la organización o el proyecto en el que se pretende invertir. El objetivo de la valoración de empresas consiste en evaluar de forma precisa el valor de las acciones que son objeto de inversión a fin de reducir los riesgos y maximizar la rentabilidad de la operación. Para ello, se ha de analizar la deuda, realizar una proyección minuciosa de la creación de valor en función de la tipología del proyecto de inversión y evaluar todos los riesgos y elementos internos o externos asociados.
En función de las características de los activos, las operaciones financieras pueden estar sujetas a mayor o menor volatilidad y, como consecuencia, a mayor o menor riesgo. A la hora de gestionar las finanzas corporativas, es fundamental conocer en profundidad el funcionamiento de los mercados de capitales y sus diferentes tipologías para evaluar correctamente las posibilidades de inversión. Por lo que respecta a las categorías de activos, la renta fija suele vincularse a inversiones más seguras que pueden resultar menos rentables, mientras que la renta variable y los derivados se asocian a una mayor volatilidad.
El capital riesgo representa uno de los activos con mayor potencial para los grandes inversores. Este activo es emitido por empresas emergentes en fase de crecimiento que necesitan financiación para consolidar su actividad y, con ello, incrementar su valor. Mediante la compra de capital riesgo, la entidad inversora se convierte en propietaria de activos de estas empresas, lo que supone una gran oportunidad financiera a la par que un riesgo elevado dada la situación incipiente de las entidades emisoras. Por esta razón, es importante entender todos los aspectos que rodean a este tipo de inversión antes de tomar una decisión.
La digitalización ha rediseñado todos los elementos que componen las organizaciones, sin que las operaciones financieras hayan supuesto una excepción. Los recursos digitales ofrecen ventajas competitivas en la forma de organizar y gestionar las operaciones de inversión. Gracias a la inteligencia artificial, el blockchain, el crowdfunding o el fintech, los procesos financieros han adquirido nuevas dimensiones de colaboración, automatización y eficiencia que permiten maximizar los resultados de inversión. Integrar las últimas tecnologías en el departamento financiero no solo contribuirá a que esté mejor conectado con el resto de la empresa, sino también con el resto del entorno financiero.
Todo ejecutivo financiero debe contar con habilidades directivas, ya que debe asumir la responsabilidad de liderar y negociar operaciones financieras. Las habilidades directivas resultan clave durante cualquier proceso valorativo, presentación a inversores potenciales o negociación. Para gestionar eficazmente dichas operaciones, se han de conocer los factores de éxito del proyecto, las técnicas de negociación más adecuadas, los objetivos de negocio y los resultados que se quieren lograr.
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